miércoles, 3 de septiembre de 2008

Decamerón - Final de la Narración sexta - Octava Jornada, del libro de Giovanni Boccaccio.

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Continuación del sitio anterior y fin de la narración sexta:


Pinuccio, enterado de lo que se dijera, como sonámbulo empezó a hacer tales extravagancias, que el ventero reía a más y mejor. Al fin, sintiéndose sacudir, fingió despertarse y, llamando a Adrián, dijo:
-¿Me llamas? ¿Es de día?
Adrián dijo:
- Sí, ven acá.
Y él, mostrándose muy soñoliento se levantó al cabo de la cama del huésped y tornó con Adrián; y al llegar el día y levantarse, el ventero comenzó a reír y a mofarse de los sueños de su alojado. Y, de palabra en palabra, enjaezó los rocines y colocó las maletas, y ellos, tras beber con el huésped, se volvieron a Florencia, muy contentos de la forma en que se habían desarrollado los episodios. Posteriormente Pinuccio se las ingenió para seguir viéndose con Nicolasa, quien continuaba afirmando a su madre que el joven había soñado todo aquello, por lo que la mujer recordando los efusivos abrazos de Adrián, creía haber velado ella sola.


FIN

(Parcialmente adaptado por Jorge Richino, de la versión traducida por Juan G. de Luaces).

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