miércoles, 30 de diciembre de 2009

Ay! Dios y la Virgen.

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Es común escuchar esta expresión en boca de toda persona que está atravesando algún problema (menor o mayor, no importa la magnitud).
Lo cierto es que luego de manifestada la comentada expresión, se puede percibir un cierto alivio.
En algunos casos es repetida muchas veces para que logre -la persona que la expresa- encontrar la calma o al menos un poco más de serenidad.
Y ya que de expresiones y calma estoy hablando, me remitiré a un proverbio muy antiguo que es bendición de peregrinos y viajeros, y que es conveniente llevarlo en la mente o -también- escrito (preferentemente detrás de una estampa religiosa) como fuente de protección en todo viaje que realices.
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